miércoles, 24 de junio de 2015

INCURABILIDAD



Un acto de AMOR es aceptar que nuestros seres queridos han cumplido su misión en la tierra. Mantenerlos con nosotros se convierte en un acto egoísta cuando aquel, quien nos acompañó tantos años, está sufriendo o padeciendo los dolores que debe significar aquel proceso de desencarnar o dicho de otra forma de liberar al espíritu del cuerpo.
Lo único seguro que tenemos en la vida es que vamos a morir; desde que nacemos, la cuenta regresiva se activa y el reloj de la vida corre sin parar. Hanhemann en sus escritos menciona que el ideal de mantener la salud, es la de que este cuerpo dotado de un espíritu LOGRE LOS MAS ALTOS FINES DE SU EXISTENCIA. Frase que nos recuerda cual es nuestra Misión a cumplir.
Cuando medito sobre esta frase para aplicarla a los animales, pienso en cual podrá ser la misión de una mascota de compañía al humano (acompañar, apoyar, soportar, canalizar, enseñar); con animales de trabajo como el equino, podría ser la de convertirse en instrumento laboral (transporte, carga, fuerza) o recreativa en el caso de la equitación, que adicionalmente produce (ejercicio, satisfacción, compañía, apoyo). Ahora bien en el caso de los animales de producción, que le ofrecen al ser humano alimento, abrigo (carne, leche, huevos, lana, cuero, peines, brochas, suero para la fabricación de la vacuna del sarampión, paperas, gelatina, champús, jabones y 23 productos más)

Sea cual fuere el más elevado fin de su existencia, los animales que nos han acompañado emocionalmente o productivamente les debemos respeto, consideración y compasión, y cuando llegue el momento adecuado, permitirles que trasmuten su existencia a otro nivel….  el que les corresponda.