Hace poco, Avril,
una perrita Beagle, que acompaño a sus 2 madres (Marina y Nataly) por 14,5
años, pidió descansar y cerrar su ciclo. Sus madres humanas, lo entendieron, y
lograron sobreponerse a una enfermedad que la estaba carcomiendo lentamente; y
actuando desde el amor, accedieron a que Avril se quedara dormida con la ayuda
de la droga anestésica. Quedó dormida sobre un papel donde se le escribieron
frases de agradecimiento y de despedida. Se le colocó una música dedicada al
amor, y se le encendió una vela, para que ella encontrara su camino hacia la
Luz Divina. Se fue a su entierro con un collar de perlas, simbolizando la fortuna de haberla tenido. Su corazón se
detuvo en forma suave y sin dolor. Gracias a Dios, aún podemos actuar desde la
caridad y con amor, con un procedimiento médico.
Afortunadamente
para nuestros amigos peludos, aún podemos tener este acto médico, que lo
llamamos eutanasia para aliviar el dolor y sufrimiento con que nos vemos
enfrentados al final de sus vidas. Momento
en que el paso de los años marca su huella en los órganos y estos dejan de
funcionar ya sea por desgaste o por la LEY de la FLECHA del TIEMPO. Todo tiene
un principio y todo tiene un fin. Cuando se cumple un ciclo llega lo
inevitable.
Muy
frecuentemente me veo enfrentado con pacientes geriátricos y que después de
intentar un sin número de tratamientos, las lesiones de los órganos ya son
estructurales, no hay reverso y sabemos cuál será el futuro.
No debemos
comparar la muerte de nuestra mascota con la pérdida de un ser querido humano,
pues son diferentes. Pero lo cierto, es que hay mucho dolor, porque fueron
estos amigos peludos, unos amigos incondicionales, que no conocían lo que
significa rencor o resentimiento, carentes de envidias y egoísmos, y seguro que
su misión o más alto fin de su existencia, fue la de darnos lecciones de vida.
Muchas veces fueron filtros de nuestros procesos, muchas veces son esponjas de
nuestras enfermedades o desequilibrios.
Por eso nos duele
muchas veces más la pérdida de un ser indefenso y dependiente de nuestra
bondad. Por eso cuando llega el momento, debemos preguntarnos qué es lo mejor
para él, dejar a un lado nuestro egoísmo.
Todos coinciden
en una sola respuesta:
QUE NO SUFRA.
¿Si ellos nos enseñaron el significado de la palabra AMOR, por que no dársela?